
viernes, 11 de marzo de 2016
La azotea del infierno: el club y las alimañas saciadas
"El club había sido construido en la nave de un polígono industrial, a las afueras de la Ciudad. Lindaba al este con el Barrio. Al oeste con las pudientes urbanizaciones residenciales. Al sur se extendía la nada. Kilómetros de matorrales, zarzales y fango. Agujeros en el suelo pantanoso donde se enterraban a los muertos asesinados en ajustes de cuentas. Toda la yerma extensión emitía efluvios pestilentes de lodazal putrefacto. Las alimañas eran gordas y felices, eructaban a cada momento, saciadas. Cavar allí era como cavar en la azotea del infierno."

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